sábado, 29 de diciembre de 2012

Al levantarnos el viernes por la mañana vimos que hacía un día fantástico y decidimos subir al Empire State Building. Las vistas desde la terraza, como ya sabeis, son magníficas. Anusky seguía algo triste y Pati y yo no parábamos de hacer bromas y decir tonterías, para distraerla. Y justo cuando estábamos haciéndonos una foto en lo alto del edificio, suena mi móvil ... y era el futbolista!!! Me dio el nombre y la dirección de una discoteca a la que iban a ir por la noche y quedamos en vernos allí. Por cierto, Bruno (que así se llama el chico), me insistió mucho en si íbamos a ir las tres. Estaba claro que se había fijado en alguna de nosotras, aunque no podíamos saber en cuál. Cuando se lo conté a Anusky se puso nerviosísima. ¡¡¡Pati y yo esperábamos de corazón que fuese Anusky en quién se hubiese fijado Bruno!!!

Anusky se empezó a agobiar tanto con lo que iba a ponerse por la noche que decidimos irnos de compras a la Quinta Avenida. Y ya nos pasamos el resto del día pateándonos todas las tiendas y centros comerciales habidos y por haber, hasta que se nos hizo la hora de volver al hotel a cambiarnos. Mientras cenábamos algo en un dinner cercano a la discoteca, y por distraer un poco a Anusky, les conté lo que me había pasado con Adrian y las dudas que tenía por el hecho de que tuviera quince años más que yo, y que tuviera una hija adolescente. Pero Pati, con su sabiduría habitual, me dijo que si tenía dudas es que algo sentía por él, y que por probar no perdía nada. La verdad es que tiene toda la razón ya que estos días en Nueva York he pensado mucho en él y tengo que reconocer que le he echado de menos.
La discoteca en la que habíamos quedado parece ser una de las que está ahora más de moda en Nueva York, por lo que había una cola larguísima para entrar. Pero Bruno me había dicho que fuéramos directamente a uno de los porteros y le dijéramos que íbamos de su parte. Así lo hicimos y funcionó! Y no solo eso, sino que, además, nos dieron varios tickets de consumiciones gratuitas. Así que, a las once en punto estábamos ya dentro de la discoteca con nuestra copa en la mano. Bruno y sus amigos llegaron unos quince minutos después, quince minutos que a Anusky le parecieron quince horas!!!
Pero cinco minutos después de que llegaran, ya tuvimos todas claro quién era la que había captado la atención de Bruno ...

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