sábado, 29 de diciembre de 2012

El miércoles llegamos al hotel a la hora de comer. El hotel es una pasada. Cogimos una habitación para las tres, así pudimos coger una habitación tipo suite, preciosa, y, además, será más divertido. Tiene una terraza espectacular. A ver si nos hace solecito algún día y podemos, al menos, hacernos una foto en la terraza. De momento, nos hicimos una foto en el hall, antes de coger el ascensor para subir la último piso del hotel, donde está nuestra suite.
Comimos en uno de los restaurantes del hotel y después subimos a deshacer las maletas. Salimos a dar una vuelta por los alrededores del hotel y volvimos a cambiarnos para ir a cenar. Nos habían recomendado un restaurante llamado DelMonico's, y allí fuimos. Comimos muy bien y, aunque nos salió un poco caro, valió la pena. Justo en la mesa de al lado había un grupo de gente que resultaron ser de LP. ¡Qué casualidad! Nos dimos cuenta porque yo reconocí a uno de los chicos, ya que es un jugador de fútbol del equipo de la ciudad. Estaba pasando las vacaciones navideñas en Nueva York con unos amigos. Nos dimos los teléfonos para quedar con ellos alguna de las noches que íbamos a estar allí. De vuelta al hotel, Anusky no paró de repetir lo mono que le había parecido el futbolista y preguntó unas veinte veces si habíamos anotado bien el número de teléfono. ¡¡¡Pati y yo nos moríamos de la risa!!! Aunque estábamos muy contentas de ver que ya no estaba afectada por lo de Daniel.
Durante la noche se puso a nevar, pero el jueves amaneció despejado. Decidimos ir a pasear por Central Park, que todavía estaba bastante nevado y se veía precioso. Pasamos allí el día, comimos en una cafetería junto al parque y acabamos de verlo por la tarde. Como teníamos entradas para ir a ver el musical "Chicago", volvimos al hotel a cambiarnos y nos fuimos para el teatro. ¡Nos encantó! Qué bien lo hacen y que bonito es. Además, el ambiente en el teatro era fantástico: toda la gente iba muy elegante. A la salida, como hacía mucho frío, volvimos al hotel y pedimos que nos subieran la cena a la habitación. Anusky seguía obsesionada con el futbolista, así que, decidimos llamarle para ver si quedábamos la noche del viernes. Pero no contestó.
La pobre se quedó muy triste, pero era ya tarde y no quise insistir con la llamada. Al final, entre Pati y yo, la animamos: "¡Ya verás como cuándo mañana vea la llamada perdida, nos llama él!" Me dormí con los dedos cruzados esperando tener razón ...


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