Comimos en uno de los restaurantes del hotel y después subimos a deshacer las maletas. Salimos a dar una vuelta por los alrededores del hotel y volvimos a cambiarnos para ir a cenar. Nos habían recomendado un restaurante llamado DelMonico's, y allí fuimos. Comimos muy bien y, aunque nos salió un poco caro, valió la pena. Justo en la mesa de al lado había un grupo de gente que resultaron ser de LP. ¡Qué casualidad! Nos dimos cuenta porque yo reconocí a uno de los chicos, ya que es un jugador de fútbol del equipo de la ciudad. Estaba pasando las vacaciones navideñas en Nueva York con unos amigos. Nos dimos los teléfonos para quedar con ellos alguna de las noches que íbamos a estar allí. De vuelta al hotel, Anusky no paró de repetir lo mono que le había parecido el futbolista y preguntó unas veinte veces si habíamos anotado bien el número de teléfono. ¡¡¡Pati y yo nos moríamos de la risa!!! Aunque estábamos muy contentas de ver que ya no estaba afectada por lo de Daniel.

La pobre se quedó muy triste, pero era ya tarde y no quise insistir con la llamada. Al final, entre Pati y yo, la animamos: "¡Ya verás como cuándo mañana vea la llamada perdida, nos llama él!" Me dormí con los dedos cruzados esperando tener razón ...
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