domingo, 23 de diciembre de 2012

¡Qué nervios el jueves antes de empezar el programa! Nuestra primera invitada fue un bombazo: J.K. Rowling, la autora de los libros de Harry Potter, que acaba de publicar su primer libro para adultos: Una vacante imprevista.
Entre la importancia de la entrevistada, que era nuestro primer programa de televisión y que era en directo, Anusky y yo estuvimos fatal todo el día. Pero al final salió todo estupendo y nos pasamos casi toda la noche recibiendo mensajes de felicitación. Una de las felicitaciones más sorprendentes que tuve fue de Adrian, el diputado amigo de mi padre. Me llamó por teléfono justo media hora después de terminar el programa (supongo que el número de teléfono se lo dio mi padre) y, después de felicitarme efusivamente, me dijo que quería invitarme a cenar para comentarme algunos detalles del programa. Quedamos que pasaría a buscarme por casa al día siguiente, viernes, sobre las 9 de la noche.
Me llevó al Restaurante Monseigneur, que es uno de los más caros de LP, y cuando nos trajeron los postres todavía no me había ni mencionado el programa. Me estuvo poniendo al día de su vida desde que dejó de trabajar con mi padre hace unos 10 años. Al tener que pasar toda la semana en la capital, la relación con su mujer se había ido deteriorando hasta que, hace unos 3 años, decidieron divorciarse. Su hija Flavia, que tiene 15 años, es el motivo por el cual continúa manteniendo un piso en LP y pasando aquí todos los fines de semana. Me habló de la crisis de los 40, que había cumplido este año en el mes de Octubre, y del complicado mundo de la política que, a pesar de todo, le entusiasmaba. Yo cada vez estaba más alucinada con la situación y no sabía si preguntarle sobre el programa o no. Hasta que, tomando el café, lo entendí todo. Lo del programa había sido una excusa para quedar conmigo porque, según sus palabras, el otro día en la puerta de casa de mis padres se quedó flasheado conmigo. Me pilló tan de sorpresa que no pude decir que no a su siguiente invitación para cenar el sábado, y el sábado tampoco pude decir que no a cenar hoy domingo. Y aquí estoy, esperando a que venga a buscarme por tercera vez consecutiva...

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