domingo, 16 de septiembre de 2012

Mike y yo hemos ido hoy a comer a casa de mi hermano Alex y su novia Carol. Ya os he contado en alguna ocasión que mi hermano Alex vive en una casa con jardín en las afueras de LP. Carol tiene un piso en el centro, pero los fines de semana está siempre en casa de mi hermano.
Carol siempre dice que es muy mala cocinera, pero es una anfitriona fantástica. Cuando hemos llegado, había preparado un cocktail y unos canapés de aperitivo, todo colocado en la mesa del jardín, a la que le había puesto un mantel precioso y un jarrón con flores frescas. Ya me ha parecido todo un detallazo, pero cuando hemos entrado en el comedor y he visto como había puesto la mesa para comer, he alucinado. Todo conjuntado en tonos malvas, lilas y morados: mantel, servilletas, copas, platos, cuencos, todo... También un centro de mesa de flores secas en los mismo tonos. Lo había traído todo ella de su casa, claro, porque mi hermano no tiene todas esas cosas tan monísimas en su casa!
La comida ha ido genial. Alex y Mike han congeniado enseguida y Carol me ha dicho que Mike le parecía guapísimo y encantador.
Y cuando estábamos otra vez en el jardín tomando el café ... sorpresa! Han aparecido mis padres! De momento le he dirigido una mirada fulminante a Alex porque he pensado que los había invitado él y no me había dicho nada. Pero su cara reflejaba tal sorpresa que ya he visto que no tenía nada que ver. Resulta que habían ido a comer a casa de unos amigos suyos que viven por la zona y habían decidido pasarse a ver a Carol y a mi hermano. Mike no se ha puesto nervioso en absoluto. Se le nota que es de buena familia y domina las situaciones de este tipo. Además, lo primero que ha hecho ha sido sacar el tema de mi artículo y enseñarles la revista a mis padres, con lo cual ha eliminado la tensión que se había creado por la sorpresa de su inesperada aparición.
Qué os apostais a que mañana tengo llamadita telefónica de mi madre...

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