lunes, 2 de julio de 2012

Estoy empezando a asumir lo que pasó ayer. Cuando Gary se marchó, salí a celebrar el triunfo de la selección con Pati. Fue la típica reacción de "no puedo quedarme sola en casa deprimida". Pero no estuve mucho rato porque empecé a ser consciente de que Gary se había ido para siempre y a sentirme fatal. Cuando volví a casa, ya no pude aguantar más y rompí a llorar. Y así he estado casi toda la noche.
Hoy me desperté tarde. Tenía hora en el hospital para recoger una receta y eso fue lo primero que hice, sin pensar. Después fui a apuntarme al cursillo de periodista, pero estaba completo. Tengo que esperarme a la próxima semana a que empiece otro. Luego, volviendo a casa, me acordé que Narisha celebraba hoy una fiesta en la playa. Mucho, mucho no me apetecía ir, pero al final decidí hacerlo. Me pasé por el centro comercial, me compre un bikini, un pareo y una pamela, y me fui a la fiesta. Me tuve que llevar a Kiky porque cuando me vio vestida para ir a la playa no hubo manera de que se quedase en el piso.
Cuando llegué ayer a casa y vi a Gary esperándome con la maleta preparada, no podía creérmelo. Es cierto que llevaba un tiempo sospechando que la relación no iba bien, pero no me esperaba que decidiese irse sin intentar arreglarlo.
Por lo visto Gary tenía clarísimo que la situación no tenía arreglo. A él no le gustan las fiestas, no le gusta la playa, no le gusta bailar, no le gusta el teatro, ... bueno, que no le gusta nada, vaya!!! Pero parece ser que lo que menos le gusta es que a mí me guste todo esto. Una cosa positiva si tuvo: no pretendía que yo cambiase mi forma de ser, y como él tampoco iba a cambiar la suya (yo tampoco lo pretendía, claro!), no veía futuro a nuestra relación. La posibilidad de llegar a un acuerdo para que yo pudiese salir de vez en cuando sin él no la veía viable. Él quiere una pareja pegada siempre a él. La verdad es que yo hablé poco porque ya ví que él lo tenía claro. Uno no hace la maleta antes de hablar si no lo tiene claro, no? Así que, pensé que era mejor dejarle marchar que suplicarle que se quedara con falsas promesas. Eso solo habría alargado la agonía.
En fin, de momento voy a seguir diviertiéndome en la fiesta de Narisha. El día acompaña porque ha salido soleado y precioso. Después ya veré qué hago con mi vida.

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