lunes, 2 de julio de 2012

No os vais a creer lo que ha pasado hoy! Me lo estaba temiendo. He vuelto a casa de la playa a la hora de comer. Justo llego y veo a Gary saliendo. Su madre le había llamado para que fuera a comer a su casa. Me he quedado muda. No sabía si se iba solo porque su madre no me había invitado o porque estaba enfadado conmigo. Pero él casi ni se ha parado. Me ha dicho que se llevaba la entrada del teatro, que si le daba tiempo iría y si no, que ya nos veríamos en casa de mi hermano para el partido. Se ha metido en el coche y se ha ido dejándome en la puerta con la boca abierta, y sin acabar de reaccionar.
Al principio le he dado unas cuantas vueltas al coco, porque no entendía que se hubiese marchado a comer con sus padres sin mí. Pero luego he pensado que tampoco me apetecía mucho volver a pasar por el mal trago de mi cena en casa de sus padres, así que ... he dejado de pensar en ello.
Como no me iba a dar tiempo de pasar por casa entre el teatro y el partido, he decidido ponerme algo que sirviera para las dos ocasiones. Vestido rojo y sandalias rojas de mis últimas compras y, con valentía, la bandera pintada en la cara incluso para ir al teatro.
Naturalmente, Gary no se ha presentado en el teatro. Lo de la comida con sus padres le ha ido de perlas para librarse de ver la obra por segunda vez. Pero, bueno, eso no me molesta porque entiendo que no le gusta y tampoco es imprescindible que me acompañe a todas partes.
Pero lo peor ha sido que tampoco se ha presentado en casa de mi hermano para ver el partido. Carol estaba preocupada por si le había pasado algo. Pero yo he empezado a temerme lo peor. Al final, me ha contestado el quinto mensaje que le he enviado: "Estoy en casa. Me quedo aquí. Hablamos cuando vuelvas".
Y cuando he vuelto me lo he encontrado en el salón, esperándome, con la maleta preparada. Y no para irse de viaje. Se ha marchado. Hemos roto.

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